domingo, 30 de agosto de 2009

El circo siempre ha venido a mí, por ser veterinario: Salvador Calva Morales.

Tan pronto salí de la carrera de médico veterinario, mi padre me había dado oportunidad de que la salita de la casa fuera mi consultorio. Tenía todo para trabajar pequeñas especies, perros y gatos. Una mañana temprano llegó un individuo con un sarape. “Vengo de parte del circo Tihany a traer un animalito enfermo”.
Un pequeño chimpancé, de cinco meses, todo morado se asomó por debajo de la cobija. Le dije: “ envuélvelo, llévatelo al circo y ahorita te alcanzo”, con el fin de tener un ratito de investigación, saber qué podía hacer, refiere Salvador Calva Morales, hoy rector de la Universidad Mesoamericana.
Desde entonces el circo se acerca a mí con casos médicos, tenia 23 años de edad y acababa de terminar la carrera de médico veterinario.
Fui al Seguro Social, a la clínica de San José, donde había hecho mi tesis con el doctor Héctor Sarandón Alsacia. Le dije: platícame qué hacen aquí con un bebé con neumonía.
Me bajaron al piso de cuna, me enseñaron las tienditas de plástico que usan para meter oxigeno, porque no se pueden entubar a los bebés tan chiquitos y me indicaron como medicina adecuada la penicilina.
Antes de llegar al circo pedí que llevaran oxígeno. Pase al mercado a comparar plástico del más grueso. Tan pronto estuve en el circo le pedí al carpintero que le hiciera una cunita y acondicionamos una cámara Kruper.
Inicié el tratamiento con 10 millones de penicilina. Al changuito lo colocaba de tal manera que él solo se ligaba con su propia mano el bracito para ponerle el suero. Tenía que inyectarlo cada 8 horas. Así en tres días tenia al animalito fuera de peligro.
El señor Franz Czeisler Tihany me dijo que si jugábamos a las cartas el pago, yo no acepté, le dije: “No, porque eres mago”.
La fascinación que ejercían los animales sobre mí en la niñez, al verlos trabajar en el circo, se quedó conmigo para siempre, pues todos los circos que pasaban por Puebla me llevaban para atenderles a sus elefantes, tigres, leones, y hasta un oso. También en alguna función salí montado en la jirafa y el hipopótamo.
Me hice amigo de los Atayde, los Fuentes Gasca, los Esqueda, y a todos los recuerdo con mucho cariño, primero porque me dieron trabajo y en seguida porque así me quedé en el circo, de alguna manera.
Tiempo después, cuando el circo llegó a la televisión, por gusto no me perdía el programa de Los Cinco Magníficos. Así conocí y reconocí a Julio Revolledo, Me puse en contacto con él en cuanto le escuché decir que cómo era posible que en México no hubiera una carrera de circo, si tan solo en Francia hay 800.
Eso hizo que igual que el sueño de crear la Universidad Mesoamericana hace 28 años, con el ánimo de ofrecer siempre carreras novedosas, platicáramos del proyecto y lo echamos a caminar.
Lo que me más me motiva es el gusto del circo, aunado a que somos los pioneros de la Licenciatura en Artes Escénicas y Circenses en México, esto me ha llevado a invertir aquí más de lo que hubiera invertido en otras carreras y eso mismo nos permite entregar ya en funcionamiento el Centro Mexicano de Desarrollo de las Artes Circenses, gimnasio creado ex profeso para la práctica de las disciplinas de circo, que inaugurará el gobernador Mario Marín Torres, el próximo lunes 27 de abril de 2009, ante un sinnúmero de empresarios y artistas de circo.
Contáctanos: escuelamexicanadecirco@gmail.com

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