Por tanto, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) , ya debiera haber aprobado su designación.
El circo es el arte vivo transformado por la cultura local de Asia, Europa, América, África y Oceanía.
Cumple, perfecto, con todos los requisitos: representa una obra maestra del genio creativo humano, testimonia un intercambio de valores a lo largo de un periodo de tiempo y en no una sino varias áreas culturales en el mundo, es testimonio de una tradición cultural y de las diversas etapas de la historia humana, está asociado a tradiciones vivas que se conocen hasta en la más recóndita población del mundo por el carácter itinerante de los circos, es de excepcional belleza natural e importancia estética.
Sin restar mérito a ninguno, el carácter universal del circo supera las expresiones culturales de los localismos que aspiran a ser reconocidos como Patrimonio de la Humanidad el canto tradicional purépecha o la cocina tradicional de México, la Danza de los Parachicos de Chiapa de Corso, la danza ritual de los voladores del Totonacapan y otras tradiciones vivas de los pueblos otomí-chichimecas de Querétaro.
Ya desde 1980 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en la recomendación relativa a la condición de artista reconoció la contribución de los artistas en el desarrollo el desarrollo económico y bienestar de las personas, la cultura y la recomposición del tejido social y la identidad de los pueblos, la construcción de una nueva ciudadanía, así como la valoración de las personas, la tolerancia y el respeto a las diferenciasde las naciones.
Por lo tanto pronunciémonos por el reconocimiento del circo como Patrimonio de la Humanidad.
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