¡A reír a más no poder! fue el llamado que hizo al público en general la Universidad Autónoma de Puebla y la Universidad Mesoamericana, en el Centro Cultural Universitario de la BUAP.
Quienes conocen el trabajo de los alumnos de la Licenciatura en Artes Escénicas y Circenses, esperaban expectantes los números que han consagrado a los muchachos y que tan hondamente calan en la cultura mexicana como la “Pimpinella”, en la que con llaves de lucha libre la “mujer” cobra al “marido” su desamor, así como el vampiro que adopta la personalidad de sus víctimas, luego de su infame succión.
A lo largo de dos horas los clowns cantaron y bailaron. Los payasos mostraron habilidades malabares, acrobacia, fuerza y colorido. De esta manera los poblanos conocieron un humor diferente, que toma lo cotidiano y desgarra la formalidad, para introducir al espectador, desde la sonrisa hasta la carcajada, en la complicidad de lo que ocurre en el escenario.
Definitivamente con esta función, con la que se culminó la Clínica sobre el Arte del Payaso en la Universidad Mesoamericana, que durante una semana impartieron Al Dunn, Nick Bown, Dan Bianchi, Matt Freeman, integrantes de Le Navet Bête, quedó demostrada la bondad del trabajo colaborativo entre culturas diferentes, lo que ayuda a imprimir imágenes estéticas nuevas en el humorismo de ambas nacionalidades.
“Antes no sabía si el auditorio entendía o sólo reía, hoy actúo sabiendo lo que quiero despertar en la concurrencia”, afirma.
Desde que tomé el taller pasado he logrado bastantes cambios con mi personaje, aplicando la técnica que nos enseñaron: ahora establezco comunicación con el espectador de manera más cercana y más rápida, comentó.
Los ingleses son buenísimos -dijo-, les voy a aprender mucho, además nos divertimos mucho con la puesta en escena con mis compañeros del Centro Mexicano de Desarrollo de las Artes Circenses con quienes trabajo.
Jamás sabemos a qué nos enfrentamos, y hay que estar listos para todo tipo de público, por eso nos aplicamos para alcanzar una preparación como payaso universal y tener medios para establecer una comunicación con el espectador.
Uno de los grandes retos fue enfrentarnos a un público de dos mil personas en ese extraordinario auditorio del Complejo Cultural, lo cual no es una tarea fácil pues cambia toda la estructura de nuestro trabajo que debe ser captado y entendido a grandes distancias.
Al ser cuestionado sobre la diferencia entre su aprendizaje que inició de manera empírica desde los 10 años y la formación académica universitaria, responde: los cursos que tomé de teatro, actuación y danza eran con el afán de prepararme como artista, ahora que estoy en la Universidad Mesoamericana, mi visión es desarrollarme como artista, como ser humano y como profesionista, teniendo, además un respaldo.

Y concluye: cuando me preguntan ¿trabajas de payaso? La respuesta es “No; yo disfruto serlo”.