El tercer congreso es la continuidad de la iniciativa que inició en Chile el señor Joaquín Gastón Maluenda Quesada, actual productor y director del programa La Leona, noticiario de circo con un canal en YouTube. El primer congreso se celebró en Chile, el segundo en Brasil, la tercera edición en México y en agosto 2023 tendrá lugar en Perú.
El circo y su comunidad, al ser uno de los motores de la
economía, pues la cultura representa casi 3% del PIB de los países, merecen el
apoyo de las leyes mexicanas. Un primer paso debiera ser el reconocimiento como
patrimonio cultural de la humanidad, actividad en la que se ha involucrado en
México de manera profunda Judith Fuentes.
Dicho reconocimiento podría significar la protección de las
leyes y recursos internacionales para su preservación, bajo ciertas condiciones
que marca la UNESCO.
Quien ya lo logró en Chile es María Elena Andrich -autora del libro Gitanos Circenses, donde recopila el aporte de los gitanos en distintos confines del mundo al circo, en particular la familias de Chile-, quien instó a la comunidad a apoyar la iniciativa.
En su exposición explicó: Es muy importante el que toda la
comunidad de circo formada por empresarios,
artistas, trabajadores, apoye la solicitud de reconocimiento del Circo como
patrimonio cultural de la humanidad, pues
cumple con los criterios de oralidad (transmitido de padres a hijos),
artes del espectáculo, rituales (de iniciación, de composición del espectáculo,
de la vida social de los artistas), saberes (pues se trata del conocimiento
acumulado con la experiencia, no sólo de los pueblos originarios) y técnicas
artesanales (vestuario, maquillaje y montado de carpas), si no están presentes
todos difícilmente se va a lograr.
Si bien el evento de cierre se realizó en Los Pinos, lo
cierto es que no estuvo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador,
sino la directora de Culturas Populares y Urbanas, Carmen Ruiz.
A lo largo de los discursos del congreso se escuchó muchas
veces la palabra unidad. Por tanto, Para generar unidad hay que pensar en
unidad, hay que llamarse comunidad del circo sin adjetivos ni clasificaciones,
pues finalmente los maromeros de ayer, son la cuarta o quinta generación que
hoy forma a la comunidad de empresarios de circo, les ha costado mucho tiempo,
esfuerzo, aprendizaje, trabajo.
En cualquier rama productiva existen cuatro niveles: los que
trabajan para sobrevivir, los que son considerados artesanos, los que
constituyen una pequeña empresa y la gran empresa. Hay un lugar y un espacio de
trabajo para cada uno. No obstante, todos conforman un ecosistema productivo,
una comunidad, y es importante que existan para cubrir ciertas necesidades de
acuerdo a ciertos públicos.
Queda muy claro que los empresarios de circo tienen un lugar
propio que nadie les puede arrebatar, pues tienen el tesón, la experiencia, el
compromiso, la convicción de continuar con sus negocios.
Nadie se para en una esquina y se queda una hora viendo al
artista callejero y le paga 200 pesos. Por tanto, no son competencia del
empresario de circo. Sin embargo, los artistas callejeros mantienen vivo el
asombro y reconocimiento que siempre provoca en el público la destreza del
logro circense.
Reconocerse y asumirse como una comunidad de circo
(empresarios, artistas, trabajadores, fans e independientes) permitirá dar
fortaleza a la comunidad al ser firmantes de la solicitud de reconocimiento de
las artes de circo como patrimonio cultural.
El circo es el único espacio humano que queda en el mundo,
frente al embate de la tecnología. En el circo un ser humano ve a otro como él logrando
lo imposible. Esa visión humana es el sentido de la evolución y la vida. El
circo, por supuesto, tiene que evolucionar e innovarse, sin perder sus raíces por
ningún motivo.
Hay que incorporar la tecnología en el espectáculo bajo
carpa, de manera inteligente, pero como complemento no como elemento central de
la función, para que siga siendo el ser humano el centro de la función y de las
emociones que mueve en el público como arte demostrativo.
Afortunadamente, por un lado, y desafortunadamente, por
otro, el circo ha caminado solo, haciendo del arte y el espectáculo una forma
de vida.
Esto ha ocasionado que no se le reconozca en todo lo que
vale por su contribución como empresa productiva, ni su aporte al
enriquecimiento cultural del país, por su participación en el arte y al
espectáculo, ya que la cultura es la interacción entre los seres humanos representado
por formas simbólicas que dan espacio a la construcción de nuevas realidades en
el ser, en el hacer, y en el conocer.
Por tanto, el arte de circo debe ser pensando en esa
interacción cultural con el público, cuando esta condición se cumpla, se
recuperará con mucha fortaleza el interés del público por regresar a la carpa.
Las buenas intenciones o los sueños por si solos no se
cumplen, es conviente que en el futuro los empresarios de circo se den la oportunidad de tomar acuerdos y asentarlos en un acta, donde se
establecieran acciones, plazos y condiciones que los acerquen a las metas que
pretenden, ya sea como solicitud a la autoridad o como tareas en comisión para
lograr.
Asimismo, es necesario establecer políticas claras de participación
en la comunidad de circo, votadas por una asamblea que permita en lo futuro tomar
acuerdos. Esto contribuiría a dar las garantías para asegurar la equidad y la
unidad tan ansiadas.